És una qualitat envejable, diria jo. Crec
que tots coneixem a aquestes persones que parlin amb qui parlin, (sigui de
classe alta o baixa, més agraciat o menys físicament, més intel.ligent o menys...)
sempre tenen aquest virtut de caure en gràcia. Però que té aquesta persona que
no tingui jo? ens preguntaríem... Comparteixo
un article aparegut a El confidencial i escrit per Héctor G. Barnés on parla
sobre Las
9 cualidades que comparten
las personas que caen siempre bien.
“I wanna be loved by you”, cantaba Marilyn Monroe en Con faldas y a lo loco(Some Like It Hot, Billy Wilder,
1959) y, de esa manera, se hacía eco de uno de los anhelos que comparten la
mayor parte de seres humanos: ser reconocidos, respetados y, por qué no, amados.
No sólo nos ayuda a sentirnos realizados, sino que también nos facilita
nuestras relaciones personales y nuestra trayectoria profesional, aunque para
ello nunca debemos utilizar nuestra simpatía como un medio, sino como un
fin.
Aprender a caer bien a los demás se
convirtió en una
de las grandes obsesiones de la literatura de autoayuda y
de superación personal desde que Dale Carnegie publicase el célebre Cómo ganar amigos e influir en
las personas (Elipse), un clásico desde su publicación en los
años 30. Un gran número de libros versan sobre el tema, y este es uno de los
aspectos sobre los que suelen hacer hincapié los coach más importantes en sus charlas.
Hasta la ciencia se ha preguntado por
cuáles son las características que definen a aquellos que suelen caer bien a
los demás, aunque por lo general haya llegado a conclusiones bastante
superficiales, basada en la apariencia:¿son más deseables las personas más
guapas? ¿Y las que no hablan de lo gordas que están? ¿Son más
deseables los homosexuales negros?
Recientemente, el columnista Jeff Haden señalaba
algunos de los hábitos más comunes entre las personas que suelen caer bien a
todo el mundo. A continuación recopilamos algunas de las ideas que más se
repiten entre aquellas personas altamente deseables.
-Prestan
atención
La característica más importante de
todas, y que gracias a la gran enfermedad contemporánea que es el déficit de
atención es cada vez menos frecuente. No hay nada que nos haga más deseables
que mostrar auténtico interés en lo que la otra persona tiene que contarnos.
Algunos psicólogos han llegado a establecer en un 30% el tiempo de
conversación que debemos ocupar en una charla con otra persona, aunque quizá
simplemente con sonreír, no sacar el móvil del bolsillo cada cinco minutos o
interesarse por aquello que la otra persona está contando sea suficiente.
-Se
disculpan sin tener por qué
Los más orgullosos considerarán esta
¿cualidad? como una estupidez, pero lo cierto es que una investigación
realizada en la
Universidad de Harvard señaló que excusarse aunque no
haya motivo para ello es una de esas cosas que nos hacen caer mejor a los
demás. Como señala la principal responsable del estudio, Alison Wood Brooks,
las “disculpas superfluas” sirven para que “la víctima” sienta que la otra
persona se ha puesto en su lugar y que tiene en cuenta sus sentimientos. Esa era la razón
por la que las personas que decían “siento que el tiempo esté tan mal, ¿me
dejas el móvil?” caían mejor que las que simplemente preguntaban “¿me dejas el
móvil?”
-Son
maestros del Jiu-Jitsu social
Con este rimbombante nombre, que
significa el “arte de la suavidad”, Haden se refiere a la capacidad que tienen
ciertas personas para conseguir obtener una gran cantidad de información del interlocutor sin
revelar nada personal. La clave se encuentra en realizar las preguntas
correctas, reaccionar de la manera adecuada y mostrar una actitud abierta que
haga que la otra persona se muestre favorable a confesar algunos de sus
pensamientos más íntimos, aunque tan sólo haga diez minutos que se conozcan.
-No
mantienen una pose de poder
Las reglas de la elegancia sugieren que
debemos permanecer erguidos, con la cabeza alta y una media sonrisa en nuestro
rostro si queremos parecer poderosos. Pero la clase de persona a la que
realmente querrías contarle tu vida se mueve de una manera completamente
diferente. Haden utiliza aNelson Mandela para ilustrar cómo un gesto
puede marcar la diferencia: inclinándose levemente hacia adelante, sonriendo y
acercándose a su interlocutor (en el caso del ejemplo que utiliza, Bill Clinton),
está diciendo “soy yo quien realmente tiene el honor de conocerte a ti”.
-No
piden nada
Hay quien mantiene que todas las
relaciones humanas están basadas en el interés, pero hay quien se lo toma al
pie de la letra. En ocasiones, toda la simpatía que alguien puede haber
mostrado se desmorona cuando nos damos cuenta de que lo que realmente pretenden
es vendernos algo, hacer un buen contacto para el futuro o
presentarnos a un familiar que necesita un cable. Las personas que caen bien
parecen tener buena suerte, porque no utilizan a las personas como herramientas
para conseguir sus objetivos, sino que simplemente las respetan y las cuidan, y
tarde o temprano, ven su comportamiento recompensado.
-No
critican a los demás
Hay quien piensa que no hay nada que una
más a las personas que el cotilleo y poner a caldo a una tercera persona.
Y puede ser que algunas personas se sientan satisfechas al llevar a cabo dicho
comportamiento, pero también hay quien es consciente de que quizá esta no sea
la mejor manera de hacer amigos y sospeche que, si este procedimiento es algo
generalizado, él
mismo pueda ser en un momento u otro su víctima. Nada de
comentarios negativos: el silencio es oro, sobre todo si no tienes nada bueno
que decir.
-No
se quejan
Uno de los puntos más olvidados del
decálogo de Dale
Carnegie es aquel que recordaba que quejarnos
constantemente nos convierte en personas indeseables. “Cualquier tonto puede
criticar, quejarse y condenar a los demás, por lo que suelen hacerlo”, señalaba
el empresario estadounidense. “Hace falta autocontrol y mucha personalidad para
ser comprensivo y perdonar”.
-Dejan
que los demás sean mejores que ellos
Nos encanta pavonearnos delante de los
demás, pero esto raramente sirve para nada más que para sentirnos mejor con
nosotros mismos hinchando nuestro ego. Todo el mundo tiene sus cualidades, por
lo que el camino más directo para complacer a alguien es reconocer aquello que hacen
bien o, incluso, señalar que son mucho mejores que
nosotros en determinadas cuestiones. Te amarán.
-Saben
despedirse
Haden
explica en su artículo que las habituales fórmulas de despedida (“ha sido un placer”) no suelen causar una gran
impresión. Por el contrario, debemos mostrar cierto entusiasmo
y centrarnos en algún aspecto concreto de la conversación que hemos mantenido
para demostrar que de verdad nos interesamos por la otra persona. Es decir, “me
ha gustado hablar contigo acerca de cine”, “que te vaya bien en tu próximo
proyecto” o “espero que volvamos a encontrarnos para seguir con esta
conversación”.
I tu, sempre caus bé?
Ja sabeu, podeu dir la vostra!!!!
Us desitjo que tingueu molt bona setmana!!!
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