Tots i totes tenim emocions tóxiques que hem d'eliminar per estar bé amb nosaltres mateixos. Ens hem d'acostumar a viure intensament les emocions que ens aporten i no aquelles que ens posem a la nostra motxila i que fa que surti lo pitjor de nosaltres. Comparteixo un article de Mercè Conanagla i Jaume Soler (Ecologia emocional) aparegut a la revista Cuerpo y mente, i que parla sobre solucions per estar emocionalment bé, i que es titula Pon en tu vida ecología emocional.
"Los
residuos tóxicos, las energías contaminantes, la sobreexplotación de los
recursos y el calentamiento de la atmósfera son términos que pueden aplicarse a
la vida emocional, vista como un ecosistema.
La
ecología emocional es el arte de gestionar nuestras emociones y sentimientos de
forma que su energía promueva conductas que aumenten nuestro equilibrio
personal, favorezcan nuestra capacidad de adaptación, la mejora de nuestras
relaciones y el respeto y cuidado de nuestro mundo. Dos valores están
profundamente unidos a este planteamiento; la responsabilidad y la conciencia
del impacto emocional global. Si bien no somos responsables de lo que
sentimos, si que lo somos de lo que hacemos con lo que sentimos. Y nuestras
acciones y nuestra pasividad tienen consecuencias.
Ya
nadie pone en duda que es preciso cuidar el entorno. Poco a poco tomamos
conciencia de que es importante no contaminar porque nos estamos jugando
nuestro porvenir y el de la vida del planeta. La ecología emocional traza un
paralelismo entre la ecología ambiental y el mundo afectivo. De la misma forma
que no se considera admisible lanzar residuos tóxicos a un río -porque las
plantas, los peces y el propio río pueden morir- tampoco podemos permitirnos ir
lanzando indiscriminadamente partículas emocionales tóxicas al exterior. Los
seres humanos y la naturaleza somos sistemas interdependientes. Nuestro
ecosistema afectivo y natural es frágil y somos responsables de protegerlo.
RECICLAR
LAS EMOCIONES
La
gestión de las propias emociones no es delegable. Debemos reciclar nuestros
residuos emocionales a diario. De no hacerlo asÍ corremos el riesgo de utilizar
a quienes nos rodean como contenedores para volcar nuestra tensión y toxicidad
no procesada. Recibimos lo que lanzamos y si no nos gusta lo que nos llega
conviene revisar lo que emitimos.
Nuestro
mundo se ha convertido «zona irritable». La globalización lo facilita. Las
distancias son cada vez menores y hacen que todo parezca mas pequeño. Nos
contagiamos costumbres, deseos, ansias, ideas, emociones,
conductas... Mucha información que de ser procesada adaptativamente si
queremos mantener el equilibrio.
La
gestión incorrecta de nuestro clima emocional interno repercute en el
empeoramiento del clima emocional global, que se deteriora debido a una mezcla
de analfabetismo emocional e irresponsabilidad. Esta incompetencia no solo
genera mayor sufrimiento e infelicidad en uno mismo, sino también quienes nos
rodean, dado que se pueden contaminar con nuestro caos.
El
contagio emocional negativo es el fenómeno por el cual lanzamos, al exterior o
al interior de nosotros mismos residuos emocionales. Fluye a mas velocidad que
el contagio positivo. Se contagian conductas, ideas y emociones desadaptativas
que nos producen dolor y debemos aprender a filtrar.
El
clima emocional global podría, finirse como el resultado de la interacción de
las emanaciones emocionales que cada persona aporta al medio. Podemos ofrecer
alegría, ternura, gratitud, sensibilidad, amor, serenidad... o bien ira, resentimiento,
envidia, angustia, miedo... En función de cuál sea la tonalidad emocional
dominante obtendremos unos resultados u otros. No solo se calienta la Tierra por las emisiones de
dióxido de carbono: padecemos también un calentamiento emocional global que se
manifiesta en multitud de signos, como una lluvia acido que daña nuestra piel y
el resto de células del organismo.
RESIDUOS
TÓXICOS PROPIOS
Hace
más de medio siglo, Cesare Pavese decía: “Se acumulan rabias,
humillaciones, barbaridades, angustias, llantos, frenesíes y al fin nos
encontramos con un cáncer; una nefritis, una diabetes, una esclerosis que nos
aniquila”. Acumulamos residuos emocionales que deberlan ser eliminados por
higiene. Su retención nos causa desequilibrio y enfermedad. Tendemos a menudo a
buscar culpables en vez de erigirnos como responsables y gestionar el revoltijo
de emociones caóticas que a veces nos inundan. Rebotamos la agresión -que
creemos haber recibido- a quien servimos que nos ha ofendido o acaso a quien,
por pura casualidad, pasaba por ahí.
De
forma lenta, insidiosa y progresiva nuestro entorno va acumulando residuos
tóxicos o materiales inflamables que emanarnos y luego «respiramos». Así nos
vanos contagiando unos a unos y amplificamos el caos, el sufrimiento y la destrucción. Este
calentamiento emocional global tiene consecuencias, precios demasiado elevados
que no nos podemos permitir pagar.
LOS
7 PRINCIPIOS PARA LA
GESTIÓN DE LAS OFENSAS
«Si cada día nos arreglarnos el cabello, ¿por qué no bucemos lo mismo
con el corazón?»,decía Gandhi.
Con
cada una de nuestras conductas colocamos una pieza en el fundamento de nuestro
mundo interior bien en el sentido del equilibrio u en t del caos. ¡No
esperemos que alguien solucione nuestra vida, tenemos margen de maniobra y
podemos mejorar nuestro clima emocional! Al final del artículo se recogen
algunas propuestas de la ecología emocional. Pero, ¿qué hacer cuando surgen
conflictos? Estos siete principios sugieren cómo afrontarlos:
Autonomía: “Ayúdate a ti mismo y los
demás te ayudarán”. Una forma de ayudarse a uno mismo es descargarse del
peso de las ofensas, librándose de los rencores y aprendiendo mejores
estrategias para prevenirlas y solucionarlas. Quien se ayuda a sí mismo recibe
ayuda. Es preferible no ejercer el papel de quejica ni de víctima. Mejor, pues,
colaborar con uno mismo en la adquisición de más conocimientos, concediéndose
lo que se necesita sin esperar que venga de los demás. Vale la pena
abrirse a la vida y darse todas las oportunidades que uno se merece.
Prevención de dependencias: «No hagas por
los demás aquello que ellos puedan hacer por sí mismos”. Porque podemos
ofenderles si lo hacemos. Sería como considerar que las otras personas son
incapaces o menos competentes, y eso supone una invasión de su espacio de crecimiento,
de libertad, de decisión, de aprendizaje... De ese modo se establece una
relación de poder y dependencia que genera ofensa y asentimiento. Además,
implica una falta de respeto.
Correspondencia o efecto bumerán: “Todo
lo que les haces a los demás también te lo haces a ti mismo". Es
decir, que si ofendemos, nos atendemos, y si perdonamos, nos perdonamos. Lo que
emitimos, recibimos. Así pues, si no nos gusta lo que recogemos es preciso
revisar lo que sembramos...
Reconocer la individualidad y la diferencia: “No
hagas a los demás lo mismo que quieres paro ti: ellos pueden tener gustos
distintos". En el terna de la ofensa hay muchos factures culturales
implicados. Es importante no ir por el mundo con una actitud paternalista o de
pensamiento única. La flexibilidad mental y el reconocimiento del derecho del
otro a pensar y a sentir por sí mismo, dentro de un marco de valores que
fomenten la convivencia, son estrategias esenciales para vivir libres de la
carga de la ofensa.
Moralidad natural: No hagas a los demás
aquello que no quieres que te hagan a ti. ¿Alguien no desea recibir
agresiones, críticas, insultos, humillaciones u ofensas? Pues el primer paso es
no hacerlos uno mismo. ¿No queremos que se nos ignore o se nos aísle ni ser
objeto de burlas par nuestro modo de obrar o de ser? Pues no hagamos eso
tampoco nosotros. Es uno de los grandes principios comunes a todas las culturas
y civilizaciones. Quizá no nos pongamos de acuerdo en lo que es deseable pero
pocas personas disienten acerca de lo que consideran indeseable.
Auto aplicación previa: «No puedes hacer
ni dar a los demás aquello que no te das a ti misma» aunque hay quien
piense que es posible. A veces intentamos cuidar al prójimo sin cuidar de
nosotros mismos; dar paz, sin tener sosiego interior; recomendamos a los niños
que se perdonen, pero vivimos peleados. En esos casos tenemos un problema de
coherencia personal. Esa división interna genera un sufrimiento que repercute
en la conducta. Conviene empezar por uno mismo. Solo a partir de ahí
es posible educar e influir positivamente en los demás. Quizá se podría añadir
a la oración del Padrenuestro: «así como nosotros nos perdonamos u
nosotros mismos... y a nuestros ofensores”.
Limpieza emocional: Tenemos el deber de
hacer limpieza de las relaciones fictícias, insanas y que frenan nuestro
crecimiento personal... Somos responsables sobre nuestras relaciones. Y si
estas son agresivas e irrespetuosas, dañan nuestra autoestima o ahogan nuestra
posibilidad de ser, es preferible desprenderse de ellas. Porque si convivimos
con alguien que ha elegido vivir ofendido o que ejerce de ofensor acabaremos
contaminándonos emocionalmente y contagiándonos con su conducta.
De
forma lenta e insidiosa nuestro medio va acumulando residuos tóxicos o
materiales inflamables que emanamos y luego respiramos. Así nos vamos
contagiando y amplificamos el caos, el sufrimiento y la destrucción. Este
calentamiento emocional global tiene un precio demasiado caro que no nos
podemos permitir pagar. Algunas de sus consecuencias son:
Adicciones
como forma de huida.
Sufrimiento
global.
Aumento
de los miedos y fobias.
Agotamiento.
Caos
emocional.
Conductas
violentas: mobbing, maltrato físico, verbal, psicológico, emocional o moral.
Desesperanza.
Corrupción.
Enfermedades
ansioso-depresivas.
GESTIONAR MEJOR LAS EMOCIONES
Los
seres humanos y la naturaleza somos sistemas interdependientes. Nuestro
ecosistema afectivo y natural es frágil y somos responsables de protegerlo.
Anticiparse: "Vivimos una de esas
situaciones decisivas en que la diferencia entre la solución violenta y la
solución anticipado puede significar la diferencia entre lo destrucción y el
fértil desarrollo de nuestra civilización, (Erich Fromm)¿Qué eliges: formar
parte del problema o ser parte de la solución?
Seguir el modelo CAPA, palabra que resume los
cuatro ejes en la conducta de la persona: Creativa, Amorosa, Pacífica,
Autónoma.
Autogestión emocional. Debemos dar una
salida no agresiva a nuestro caos. Es preciso aprender a cultivar la mente para
que sea más flexible y capaz de comprender que no existe una realidad única y
que somos interdependientes. También hay que gestionar de forma emocionalmente
más ecológica las emociones y dirigir su energía hacia la mejora
individual y colectiva.
Buen uso y ahorro de energía emocional. Elegir
bien los objetivos y las personas en las que invertimos energía emocional. No
despilfarrarla. Centrarnos en aquello que podemos controlar y mejorar
-nosotros mismos- en vez de empeñarnos en cambiar a los demás.
Energía emocional limpia y renovable. Movernos
por el empuje de la alegría, la curiosidad, la confianza, la valentía, la
generosidad o el amor, en lugar de hacerlo por coacción, un falso sentido de la
obligación, lo que dirán los demás, egoísmo o interés. La misma acción puede
dar lugar a resultados totalmente opuestos en función de si la fuente de
energía emocional es contaminante o limpia.
Crear espacios protegidos para especies
emocionales en peligro, como: la ternura, el amor, la serenidad y la
gratitud.
Protección del clima emocional evitando
las contaminaciones por quejas, rumores, insultos, juicios de valores,
menosprecios."
I tu? Com estàs ecologicament? Dones solucions a la teva vida?
Ja sabeu, podeu dir la vostra!!!!
Us desitjo que tingueu molt bona setmana!!!
Ja sabeu, podeu dir la vostra!!!!
Us desitjo que tingueu molt bona setmana!!!
Cap comentari :
Publica un comentari a l'entrada