Mai
he entès aquesta frase!. Us proposo un article de la psicòloga
Paula josé Quintero en Psyciencia titulat ¿Porque la
gente no cambia de opinión? en el que parla del
tema.
"Participo de varios foros de psicología. Encuentro una y otra vez los mismos argumentos frente a los mismos planteamientos. Encuentro mucha gente proponiendo buenos argumentos y citando evidencia sólida y aún así, las creencias siguen intactas. Encuentro que aún siendo refutada la información sobre la que se basa una creencia, la creencia permanece. Encuentro, quizá sea lo más difícil de entender, que las creencias –en algunos contextos llamadas “teorías”-se basan en muy poca información, débil e insuficientemente demostrada, escasa para las conclusiones generales que genera. Fugazmente recuerdo que alguien dijo una vez que incluso si el cuerpo de Cristo fuera encontrado, los fieles permanecerían fieles.
"Participo de varios foros de psicología. Encuentro una y otra vez los mismos argumentos frente a los mismos planteamientos. Encuentro mucha gente proponiendo buenos argumentos y citando evidencia sólida y aún así, las creencias siguen intactas. Encuentro que aún siendo refutada la información sobre la que se basa una creencia, la creencia permanece. Encuentro, quizá sea lo más difícil de entender, que las creencias –en algunos contextos llamadas “teorías”-se basan en muy poca información, débil e insuficientemente demostrada, escasa para las conclusiones generales que genera. Fugazmente recuerdo que alguien dijo una vez que incluso si el cuerpo de Cristo fuera encontrado, los fieles permanecerían fieles.
Intentando
encontrar respuestas para este fenómeno –dejando de lado las
emociones que genera- y considerando que si alguien se aferra con
todas sus fuerzas a algo que ya ha sido desacreditado es porque ese
aferrarse cumple una función muy importante en su vida, me encontré
con una serie de investigaciones llevadas a cabo por un grupo de
personas que se preguntaron lo mismo que yo bastante antes y de mejor
manera. Espero no aburrirlos demasiado con los datos que siguen a
continuación, pero si se encuentran igual que yo, tratando de
entender qué sostiene este fenómeno, seguramente les van a
interesar.
Participemos
o no de foros de discusión, todos alguna vez intentamos cambiar la
opinión de un amigo sobre algún tema puntual y nos encontramos
frustrados al fallar en esa misión. Ofrecemos evidencia sólida y
buenos argumentos que no producen ningún cambio en las creencias del
otro. De hecho, sospechamos que nosotros mismos podemos cometer
intransigencias similares cuando nuestras propias creencias son
atacadas.
De
estas observaciones de la vida cotidiana, hay dos preguntas obvias
que surgen: ¿Somos propensos a persistir en nuestras creencias
acerca del mundo hasta el punto en que son indefendibles? Y si es así
¿Por qué?
Ofrecemos
evidencia sólida y buenos argumentos que no producen ningún cambio
en las creencias del otro
La
primera pregunta aparentemente simple es bastante compleja. Notemos
que cualquier consideración al respecto de que nuestras
creencias son menos permeables a las discusiones empíricas o lógicas
de lo que “deberían ser” requiere que podamos especificar cuánto
cambio en nuestras creencias “debería” ocurrir en un desafío
particular a dichas creencias. Las observaciones de la vida cotidiana
rara vez permiten esa especificación.
Pero
hay un caso en el cual no podemos ser muy flexibles. Son aquellos en
los que toda la evidencia que originalmente dio lugar a una
creencia en particular es completamente desacreditada. Cuando
toda la evidencia en la que se basó una creencia se muestra
ficticia, entonces esperamos que la creencia se revierta –cambie.
Veamos
que nos dicen al respecto algunas investigaciones:
- Ross,
Lepper, and Hubbard (1975), realizaron una
investigación en la que pidieron a los sujetos que distingan entre
notas suicidas verdaderas y falsas. Se les comunicaba que se estaba
evaluando su capacidad de empatía y sensibilidad social. Luego, los
investigadores proveyeron falso feedback indicando su aparente éxito
o fracaso en discriminar las notas. Finalmente, a la mitad de los
sujetos, en una instancia posterior de debriefing se les explicó que
el feedback era falso. Aunque los sujetos entendieron y aceptaron
este “debriefing”, sus predicciones de éxito a futuro y de sus
propias habilidades continuaron estando muy influídas por el
feedback previo de éxito o fracaso que había sido desacreditado.
Esto es: quienes habían recibido un feedback de éxito continuaron
creyendo en sus habilidades para discriminar luego de que se comunicó
que ese feedback era falso. Lo mismo para el grupo que recibió
feedback de fracaso.
- Jennings,
Lepper, & Ross (1980) y Lepper, Ross, & Lau (1980) mostraron
que primeras impresiones equivocadas acerca de la habilidad de los
otros para la persuasión y el razonamiento lógico sobrevivían a
pesar de la remoción de la evidencia inicial.
Parece
sorprendente. Pero esto no es todo. Queda una cuestión importante
por resolver que tiene que ver con la segunda pregunta que nos hemos
hecho: la pregunta por el mecanismo que puede estar sosteniendo la
perseverancia de las creencias. La hipótesis central es que un
proceso cognitivo fomenta esta perseverancia. Este proceso involucra
la formulación de guiones causales o explicaciones y deriva de
nuestra tendencia a buscar o construir explicaciones para dar cuenta
de eventos salientes del ambiente o relaciones entre eventos que son
percibidos (Kelley, 1967, 1973).
Tales
explicaciones causales permiten al observador tener un recurso
eficiente para organizar y entender el mundo social. Sin embargo,
debido a que esas explicaciones pueden volverse independientes de la
información que originalmente les dio origen, ellas pueden
contribuir a la persistencia injustificada de creencias y teorías.
Una vez que una explicación causal es generada, continuará
implicando la probabilidad del estado de cosas explicado aún cuando
las bases originales para creer en ese estado de cosas sean
eliminadas. Ross, Lepper, Strack, & Steinmetz
(1977) mostraron en una investigación que dar una
explicación para un posible resultado en la vida de una persona
incrementó la estimación subjetiva de probabilidad de ocurrencia de
ese resultado –creían que había más probabilidades de que suceda
en el futuro.
La
gente se aferra a sus creencias mucho más de lo que es lógicamente
esperable
Respecto
a los dos interrogantes que planteamos al comienzo, voy a compartir
una investigación realizada por Anderson, Lepper y Ross
(1980) cuyos resultados son bastante llamativos y que apoyan
los resultados de las investigaciones citadas anteriormente. La
investigación consistió en dos estudios.
En
el Estudio 1 los sujetos fueron inducidos a creer que había
o bien una relación positiva o bien una relación negativa entre la
“preferencia por el riesgo” en bomberos y el consecuente”
éxito” como bomberos en su desempeño. Es decir, a un grupo se lo
indujo a pensar –a través de la presentación de dos casos de
bomberos- que la preferencia por el riesgo se relacionaba
positivamente con el éxito como bomberos y a otro grupo se lo indujo
a pensar que la preferencia por el riesgo se relacionaba
negativamente con el éxito como bomberos. Luego se les pidió
que escribieran una explicación escrita de dicha relación.
Posteriormente, un grupo de ellos recibió un debriefing en donde se
les contaba que la información aportada al comienzo –los dos casos
en donde se mostraba relación negativa o positiva entre las
variables- era falsa y que no tenía ningún valor probatorio. El
otro grupo no recibió ese debriefing. Finalmente, todos los sujetos
–de ambos grupos- completaron una serie de cuestionarios que
evaluaban sus creencias respecto a la verdadera relación entre estas
dos variables y el poder predictivo de esta relación. También hubo
un grupo control que no recibió ninguna información sobre la
relación entre estas dos variables pero completó las medidas del
final.
¿Qué
esperaríamos de los resultados? Quizá que el grupo que recibió el
debriefing abandone la idea de que estas dos variables se relacionan
de la forma explicada, ya que la información inicial fue
desacreditada. Veamos qué ocurrió: en principio llama la atención
que hayan establecido fuertes explicaciones causales basándose en la
información de sólo dos casos de bomberos. Fueron expuestos a
información inicial muy débil que generó un fuerte efecto en sus
creencias. Sólo por leer dos casos, un grupo estaba convencido de
que había una relación negativa entre preferencia por el riesgo y
éxito posterior, y el otro grupo estaba convencido de la inversa.
Pero ¿qué ocurrió con el grupo que recibió debriefing diciendo
que los dos casos eran falsos? El descrédito total de la evidencia
en la que se basaron para armar sus explicaciones tuvo mínimo
impacto en sus creencias respecto a la relación existente entre
la preferencia por el riesgo y la habilidad como bomberos. En el
grupo con condición de debrefing, los sujetos que fueron expuestos a
información que indicaba una relación positiva continuaron creyendo
que dicha relación positiva existía, mientras que los sujetos
expuestos a información que indicaba una relación negativa
continuaron creyendo que existía relación negativa.
Las
creencias iniciales pueden perseverar incluso frente a la
invalidación de sus fuentes
Esto
apoya la hipótesis de que aún luego de que la evidencia inicial en
la que se basa la creencia fue totalmente desacreditada, la
gente falla en reconsiderar y revisar sus propias creencias. El
hecho de que las teorías de los sujetos sobreviven virtualmente
intactas es particularmente sorprendente, cuando además consideramos
lo débil de la información inicial (como en este ejemplo, sólo dos
casos).
Pero
aun falta algo. En el estudio 1 todos los sujetos armaron
explicaciones sobre esta relación, de modo que es difícil evaluar
desde ahí si las explicaciones juegan un rol mediador importante o
no en la perseverancia de las creencias. Era necesario otro estudio.
En
el Estudio 2 se intentó averiguar si las explicaciones son
necesarias como precondición para la perseverancia de las creencias
o si, en todo caso, incrementan la magnitud de dicha perseverancia.
Igual que en estudio 1, todos los sujetos recibieron información con
casos ilustrativos respecto a la relación positiva o negativa entre
las dos variables para que “descubran” la relación. A un tercio
de los sujetos se les pidió que escriban una explicación que dé
cuenta de la relación descubierta y luego recibieron debriefing
respecto a que los casos presentados eran falsos. A otro tercio no se
les pidió explicación y recibieron debriefing respecto a la
falsedad de la información. Al tercio restante no se les pidió
explicación y no recibieron debriefing. De modo que quedaron
conformados tres grupos: 1) No explicación/No debriefing; 2)
Explicación/ Debriefing y 3) No explicación/ Debriefing.
Finalmente, como en el estudio anterior, los sujetos completaron una
serie de cuestionarios que evaluaban sus creencias respecto a la
verdadera relación entre estas dos variables y el poder predictivo
de esta relación.
La perseverancia de las creencias está mediada en parte por la generación de explicaciones causales
Si
la hipótesis mencionada al comienzo es cierta, y el armado de
explicaciones tiene poder mediador sobre la magnitud de la
perseverancia en las creencias, esperamos que de los grupos que
recibieron debriefing, presente mayor perseverancia aquel que realizó
la explicación escrita. Y eso fue lo que ocurrió: aquellos que no
realizaron la explicación y recibieron debriefing refirieron
creencias menos extremas que aquellos que sí realizaron la
explicación –y, por supuesto, que aquellos que no recibieron
debriefing-. De esta manera, podemos notar que el proceso de explicar
la relación observada aumenta la perseverancia de los
sujetos en sus creencias respecto de la relación que “descubrieron”.
Estos
resultados nos permiten concluir tres cosas: a) que la gente se
aferra a sus creencias mucho más de lo que es lógicamente
esperable, aún cuando la evidencia que las sostiene es sumamente
débil, como es el ejemplo de dos casos de dudosa procedencia, b) que
las creencias iniciales pueden perseverar incluso frente a la
invalidación de sus fuentes, c) que la perseverancia de las
creencias está mediada en parte por la generación de explicaciones
causales, aun luego de la refutación de la información en la que se
basan.
Quedan
algunos interrogantes que hipotéticamente podrían constituir
posibles formas de disminuir la perseverancia en las creencias y los
efectos adversos que tiene en tantas áreas como en los contextos
clínicos o de toma de decisiones: ¿los efectos de esa perseverancia
podrían reducirse si los sujetos, luego del debriefing, fueran
invitados a pensar en las explicaciones que hubieran dado si hubieran
estado en el otro grupo opuesto al de ellos? ¿o si se les hubiera
solicitado hacer una lista de todas las posibles razones que podrían
imaginar que podrían producir tanto una relación positiva como
negativa entre las dos variables estudiadas?
¿Podría
ser la práctica de tomar diferentes perspectivas un antídoto contra
la perseverancia de las creencias desacreditadas? ¿Qué hace que
algunas personas muestren más perseverancia que otras? Quedan muchas
preguntas sin responder pero como ocurre con la buena investigación,
más que cerrar con respuestas, habilita nuevas y mejores preguntas."
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