Com deia a l'anterior post de
l'apartat de pel.lícules, no li donem importància, però sens dubte hauríem de
donar-li a la comunicació no verbal. Quan parlem o transmetem un missatge hem
de saber que el nostre cos i els nostres gestos, i també el to de veu, volum,
ritme ,etc intervenen i és bo saber-ho per que el missatge que volem transmetre
arribi a on volem que arribi. ¡Ah! la
importància de la comunicació no verbal per tenir aquella confiança que volem
amb l'altre. Us deixo un article de Ferran Ramon-Cortés que parla sobre el
tema Los mensajes de nuestros gestos.
"Nuestro comportamiento esconde mensajes que a
menudo contradicen nuestras palabras. ¿Qué información damos a nuestro entorno
con nuestros gestos? ¿Cómo nos juzgan a través de estas señales ocultas?
Hace algunas semanas visité a un directivo en su
oficina. Quería entrevistarse conmigo para hablar de un tema de comunicación
que le preocupaba. Llegué puntualmente a las nueve, y su secretaria me informó
de que tardaría aún unos minutos en llegar. Apareció a las nueve y veinte.
Disculpándose, me acompañó a la sala anexa a su despacho, donde me dejó diez
minutos más mientras, como me dijo, ponía en marcha el ordenador.
Reapareció Blackberry en mano y cordialmente me
preguntó por mi trabajo. Mientras le respondía, se dedicó a leer, con un
disimulo mal llevado, todos sus mensajes. Estábamos a punto de abordar el tema
central de la reunión cuando le sonó el móvil, y sin plantearse lo contrario
respondió a la llamada. Yo hice un ademán de levantarme para dejarlo solo en la
sala y preservar así su intimidad, pero con un gesto me indicó que me quedase.
La llamada se resolvió en no menos de diez minutos, en los que me hice notar un
par de veces para intentar que la abreviase.
Al término de
todo ello (eran ya casi las diez), se levantó, se dirigió a la pequeña cafetera
que tiene en un rincón de la sala y, dándome la espalda al tiempo que se servía
un café, me anunció: "Verás, quería hablar contigo porque tengo un
resultado desconcertante de la última encuesta de clima interno: la gente se
queja de que no estoy por ellos...".
La fuerza de los gestos
"Tus actos siempre hablan más alto y más claro
que tus palabras" (Stephen Covey)
En nuestro día a día realizamos un sinfín de acciones
que dicen mucho de nosotros. La mayoría las hacemos de forma rutinaria, sin
darnos cuenta, ignorando que tienen un claro significado a los ojos de los
demás. Y lo cierto es que la gente nos juzgará, sobre todo, por estas acciones.
A la hora de configurar la imagen sobre una persona,
lo que le veamos hacer pesará siempre mucho más que lo que le oigamos decir.
Además somos especialmente buenos captando mensajes a través de los
comportamientos, ya que como seres humanos estamos genéticamente programados
para detectar señales de conducta y para entender rápidamente su significado. Y
si palabra y conducta son contradictorias, si estamos ante alguien que predica
una cosa y vemos hacerle constantemente la contraria, nuestro juicio se basará
indudablemente en los actos, ignorando las palabras.
Somos especialmente hábiles captando los mensajes a
través de las conductas, y socialmente hemos creado un pequeño diccionario
dentro de nosotros que da un significado muy concreto a cada gesto que
observamos y lo traduce en una determinada actitud.
Así, por ejemplo, llegar tarde a una reunión tiene su
significado en nuestro diccionario de conductas: "Mi tiempo es más valioso
que el tuyo". O mirar el reloj en plena entrevista tiene también su claro
significado: "Se te ha acabado el tiempo". Todos estos actos
conformarán la idea que se acabe haciendo nuestro interlocutor de nosotros. Por
ello no es de extrañar que alguien pueda salir del despacho de su jefe, tras
una entrevista de una hora y media, afirmando rotundamente que no le ha
escuchado, o que alguien pueda captar claramente que no es bienvenido a un
grupo que le da oficialmente la bienvenida.
Este diccionario no es universal, pues dependiendo de
cada uno de nosotros, de nuestra sensibilidad (o de nuestra susceptibilidad) y
de nuestras costumbres, daremos matices a los significados y a la
interpretación de cada gesto. Pero la mayoría de ellos, matices aparte, tiene
un significado básico común, que es bueno que conozcamos pues será la base del
juicio que hagan de nosotros.
Desmontando hábitos nocivos
"La conducta es un espejo en el que cada uno
muestra su imagen" (Goethe)
El primer problema al que nos enfrentamos para mostrar
integridad, y para que nuestros actos respondan a nuestras intenciones, es la
inconsciencia de muchos comportamientos cotidianos que realizamos sin pensar,
ya que los tenemos totalmente integrados en nuestras pautas de conducta.
Hacemos cosas que hablan muy mal de nosotros y ni tan siquiera caemos en ello.
Es importante, pues, ante signos de alarma -como la opinión de gente de nuestro
alrededor, o los comentarios que captamos sobre nosotros- revisar nuestros
comportamientos.
Una buena medida consiste en repasar y repensar todos
aquellos hábitos automáticos que realizamos a diario sin pensar: ¿cómo entramos
en la oficina?, ¿cómo saludamos a la gente?, ¿qué posición adoptamos cuando
escuchamos a alguien?, ¿dónde está nuestro móvil durante una entrevista?, ¿qué
es lo primero que hacemos cuando llegamos a casa?
Si este análisis nos refleja conductas disfuncionales,
tenemos que desmontarlas, y solo lo podremos hacer tomando plena consciencia de
lo que hacemos. Podemos sustituir un comportamiento nocivo por uno positivo,
pero para hacerlo debemos actuar a conciencia hasta que el positivo haya
sustituido al nocivo y podamos entonces dejar de fijarnos en él y darle la
consideración de hábito.
Cambio de perspectiva
"Nuestra conducta es la única prueba de
sinceridad de nuestro corazón" (Charles T. Wilson)
Muchos de los actos que esconden mensajes negativos
los hacemos porque en el fondo nos convienen: nos ahorran tiempo, nos permiten
hacer más cosas, y porque desde nuestro punto de vista no hay malicia. Pero
hemos de pensar en los demás (además de ser sinceros con nosotros mismos) y
entender el efecto que producen en ellos. Yo me puedo creer capaz de escuchar a
alguien y leer un correo al mismo tiempo, pero la realidad es que no puedo
hacerlo de forma efectiva, y, aun pudiendo, la impresión causada al otro
seguiría siendo negativa.
También algunas veces estos actos tienen buena
intención, pero en eldiccionario del otro tienen un significado
peligroso. Por ejemplo, yo soy muy escrupuloso con el tiempo que me dan para
una intervención cuando hablo en público. Intento -y lo consigo casi siempre-
ceñirme a los minutos asignados, y esto implica que durante la intervención
miro el reloj con cierta frecuencia. Un asistente a una conferencia me hizo
notar que daba a la gente la impresión de que "tenía prisa", de que
"no les daría ni un minuto más de lo pactado", cosa que no puede
estar más lejos de mi intención. Al darme cuenta de ello, he cambiado mi
conducta. Hoy día pongo el reloj en la pantalla de mi ordenador, de manera que
lo pueda ver echando un vistazo sin realizar, por tanto, ningún gesto visible.
Ayudando a los demás. Todos tenemos a nuestro alrededor un montón de
gente a la que vemos decir una cosa y practicar justamente la contraria. Un
montón de "pequeños farsantes" que viven convencidos de que se
comportan de forma absolutamente distinta de la que nosotros experimentamos. En
algunos casos acabamos justificando sus actuaciones por el hecho de ser un
hábito: "Siempre lo hace", nos decimos. Pero lo cierto es que pasar
por alto estos comportamientos no ayuda a nadie. Es bueno avisarles. No hace
falta censurar sus actos ni criticarlos, sencillamente avisar de que su
comportamiento no es congruente con su prédica. Es una manera de ayudarles a
quitarse la venda de los ojos, y es lo que más puede ayudar a quienes tenemos a
nuestro alrededor. Yo he tenido la ocasión de quitarme muchas vendas de los
ojos gracias al generoso aviso de los que me rodean, y aunque en el primer
momento haya pasado un mal rato, lo he agradecido.
Estos son algunos actos cotidianos que realizamos y el
mensaje que ocultan:
Llegar tarde: "Mi tiempo es más valioso".
Responder al teléfono mientras estamos con alguien:
"Lo tuyo no es tan importante".
Mirar el reloj: "No tengo más tiempo para
ti".
No invitar a sentarse: "Te voy a dedicar muy poco
tiempo".
Cambiar repentinamente de tema: "No me interesa
lo que me cuentas".
Cerrar ostensiblemente los ojos ante algo que me
dices: "No quiero escucharlo (por miedo o porque no estoy preparado)".
Interrumpir al otro: "Lo que yo tengo que decir
es más importante".
Leer correos en la Blackberry mientras
hablamos: "Hay cosas más importantes que merecen mi atención".
Marchar precipitadamente: "Ya has tenido
suficiente de mi presencia".
Hacer comentarios marginales: "Cambia de tema, no
quiero hablar de esto".
Traer una tercera persona a una entrevista:
"Traigo testigos, no me fío de lo que me cuentes".
Fallar a una cita: "No era muy importante para
mí".
Pasear la mirada por la sala de extremo a extremo:
"Me estás agobiando, ¿dónde está la salida?".
Entrar con un saludo general sin mirar a las personas:
"Miradme vosotros a mí. Yo soy el importante"."
I tu, et comuniques amb els gestos el que vols dir?
Ja sabeu, podeu dir la vostra!!!!
Us desitjo que tingueu molt bona setmana!!!
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