Sempre he pensat que una parella
es com un equip de treball, on la confiança es imprescindible per fer les coses
bé i que la relació sigui madura, però està clar, que aquesta confiança s’ha de
treballar des de un principi, ja que no ve així com així. Comparteixo un article
del Raimón Samsó a on parla sobre Las relaciones conscientes... en el mon de la
parella, publicat fa unes setmanes a El País.
“Las relaciones personales
parecen ser un rompecabezas. A menudo decimos que son difíciles, sin caer en la
cuenta de que tal vez las personas somos “difíciles”. Buscamos gente que cumpla
nuestras expectativas, y que nos hagan felices; y esta perspectiva no realista
activa infinidad de conflictos. Es como si renunciáramos a ser dichosos por
nosotros mismos, y en su lugar pusiéramos en manos ajenas las propias
esperanzas de bienestar. No es de extrañar que las relaciones personales se
conviertan en una fuente de problemas y un rompecabezas indescifrable.
La relación personal inconsciente
«Si juzgas a las personas no
tienes tiempo para amarlas” Madre Teresa
El amor romántico, o
inconsciente, poco tiene que ver con el amor verdadero. Esa confusión es la
causa de muchos conflictos en las relaciones personales. El romanticismo es
idealización, apego o pura necesidad del otro; y la necesidad es una falta de
amor severa hacia la persona que se dice amar. La concepción romántica del amor
ha creado muchos problemas a hombres y mujeres que han sido víctimas de sus
propias fantasías. Esto no significa que no convenga ser afectuosos, cariñosos,
atentos, tiernos, detallistas, cálidos, suaves, entregados… con las personas
con las que nos relacionamos. Quiere decir que únicamente siendo conscientes de
en qué hemos convertido las relaciones, podremos construirlas sanas y
conscientes. Pero, eso que suena tan sencillo, ¿cómo se consigue? ¿Cómo podemos
crear vínculos que funcionen?
-Dejar de buscar (mejor
“convertirse” en la clase de persona que se busca).
-Después de una ruptura, hacer una
“dieta de relaciones”, darse tiempo y espacio.
-Recuperar la energía física y el
equilibrio emocional.
-Aprender a estar solo sin que
ello sea doloroso o traumático.
-Ordenar el espacio emocional
propio y clarificar valores.
-Prepararse para una nueva
relación.
-No perder nunca “la inocencia” y
frescura para empezar de nuevo.
-Confiar en que todos merecemos
ser plenamente amados.
Si nos saltamos el proceso de
cambio, y no hay una verdadera transformación personal, en la nueva relación
aflorará el temor de revivir experiencias anteriores, y la carga de dolor nos
perjudicará notablemente. Porque no serán dos personas, sino la suma de sus
exparejas, los fantasmas del pasado y de sus constantes miedos a repetir las
viejas historias de dolor.
La relación personal consciente
“El amor verdadero no viene a ti,
tiene que estar dentro de ti” Julia Roberts
Las relaciones que funcionan son
conscientes (maduras emocionalmente) y se establecen entre dos personas que se
sienten completas, porque no creen que les falte su “media naranja”: se sienten
una “naranja completa”. Por supuesto, no significa esto que no quieran tener
pareja (o una amistad). La desean, pero no la necesitan, son cosas muy
diferentes. Las personas conscientes comparten su plenitud, no se relacionan
para completar sus supuestos vacíos, ni para mitigar la necesidad de estar en
compañía. Y entonces, de alguna manera, lo que está completo atrae a lo
completo, y lo que está incompleto a lo incompleto. Los iguales se atraen.
Intuitivamente entendemos que cuando dos personas se encuentran y se reconocen
completas en sí mismas y no necesitadas, las relaciones empiezan y fluyen con
suavidad.
¿Cómo encontrar una persona
completa en sí misma, no necesitada? Puede parecer extraño, pero la clave es
reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal. Si alguien quisiera
tener a su lado a una persona cariñosa, lo mejor será mostrarse cariñoso; si
desea conocer a alguien educado, lo propio es mostrarse educado… Cuántas veces
olvidamos esta sencilla regla: “Sé tú la persona que quisieras tener a tu
lado…”, y tarde o temprano aparecerá y se fijará en ti (cómo no iba a hacerlo
si se verá reflejada).
Las personas conscientes que
establecen una nueva relación, en realidad no la buscaban, aunque tal vez la
esperaban. Buscar la pareja ideal, o el amigo ideal, sería tanto como buscar
una aguja en un pajar. Porque “buscar”, por definición, significa
implícitamente carencia, ausencia, necesidad… No puede buscarse una relación,
todo lo que puede hacerse es crearla.
Mucha gente no entiende por qué
siempre llega a su vida un mismo estereotipo de persona, ya hablemos de parejas
o de amistades. Una y otra vez sus relaciones parecen fotocopias siguiendo un
mismo patrón. Parece que no haya otra clase de persona disponible para ellas.
No sirve de mucho buscar a alguien con tal o cual cualidad. En su lugar, ser
uno mismo adecuado y estar en posesión de esas facultades, sí es útil. Como los
iguales se atraen, aparecerá alguien con esos atributos.
En lo que se refiere a las
relaciones, hay una estrategia mucho mejor de la que sigue el ego y se basa en
el amor consciente, algo así como “amor sabio”, pero no una sabiduría de la
cabeza, sino del corazón.
Volver al amor
“Piense que usted es alguien con
quien vale la pena pasar el tiempo. Finalmente otro pensará lo mismo de usted”
Doctor Sol Gordon
Para saber estar en pareja es
necesario antes saber estar solo. No es sencillo encontrar personas que no
odien la soledad. Llegar a tolerar, incluso amar, estar solo, y sentirse bien,
es un gran logro personal. Por esa razón, no es aconsejable empezar una nueva
relación justo al terminar otra. El campo también necesita un tiempo de
regeneración entre cosechas, lo llaman “barbecho”. Nosotros podríamos llamar a
ese tiempo “dieta de relaciones”, para referirnos al tiempo que una persona se
regala a sí misma para recomponerse, centrarse, atenderse y prepararse para la
siguiente relación.
Cuando se resuelve el miedo a la
soledad, se deja de creer en las relaciones superficiales, egoístas e
inconscientes como escudo de protección. Estar solo no es una garantía de no
sufrir más, sino que al contrario añade más sufrimiento. La soledad no es buena
ni es mala. Es lo que cada uno hace con ella, es como un desierto (los
desiertos nunca están vacíos), pero, como todos los desiertos, un día terminan
y es al salir de ellos cuando se reconoce su valor. Llegar hasta el final de la
soledad, la agota como sistema de aprendizaje y la cancela. Tratar de
suspenderla, de forma artificial, solo pospone el proceso necesario de la
soledad para más adelante…
Cuando se resuelve el miedo al
abandono, empezar un idilio no es una amenaza, sino una nueva oportunidad. El
mayor logro de la relación consciente es que ambas personas están dispuestas a
amar como si nunca antes hubiesen sido heridas, sin volcar en la nueva pareja
el dolor de relaciones anteriores. En realidad, esas dos personas son “nuevas”
y por ello destilan frescura y atractivo (no están resentidas, no son
desconfiadas, no rezuman amargura y por eso atraen tanto).
Cuando se resuelve desactivar el
ego, la nueva relación no está debilitada por el temor a amar sin condiciones
ni apegos. El final del ego es lo que la mente podría interpretar como la
destrucción de la individualidad, la anulación, cuando en realidad es una
transformación y la salvación de la relación. El ego es el estorbo número uno
en cualquier relación personal, ya sea de amistad o de pareja, y la causa de
que fracasen, como suele suceder. Si tan solo las personas mantuvieran su ego a
un lado, fuera de escena, la historia sería otra. Las relaciones seguirían
empezando y acabando, según su tempo y propósito, pero no tendrían el sabor
amargo que a menudo dejan en el recuerdo…
Cuando todo eso ocurre, las
personas conscientes descubren que en realidad no temían empezar un nuevo
vínculo o acabarlo; sino que en su inconsciencia temían el infierno en el que,
con anterioridad, habían convertido sus relaciones.”
I tu, com et relaciones?
Ja sabeu, podeu dir la vostra!!!!
Us desitjo que tingueu molt bona setmana!!!
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