Les persones més
felices senten gratitud per tot. No necessiten raons concretes encara que si es
posen a buscar, troben una gran quantitat de coses per les quals poden donar
gràcies. Moltes d'elles passen inadvertides normalment per a moltíssima gent.
Comparteixo un article de Raimon Samsó que va publicar a El País fa unes
setmanes i que titulava Ser agradecidos nos hace más felices.
"Las personas más felices sienten gratitud por todo y por nada en especial. No necesitan razones concretas (aunque si se ponen a buscarlas, la lista de motivos es inacabable). Viven instaladas en reconocer lo bueno que tienen por el simple hecho de estar vivas, al margen de lo que les sucede
Hay dos clases de
gratitud: la condicional y la incondicional. La primera consiste en sentirse
bien cuando las cosas salen como uno espera. Como no siempre es así, acaba
siendo una emoción esquiva y poco duradera. La segunda consiste en una actitud
y un hábito de vida, sentirse bien sin que haya ocurrido nada especial; es
decir: estar agradecido por todo y por nada a la vez. Y al no estar
condicionada por ningún otro acontecimiento, esta actitud es la precursora de
la felicidad y el éxito personal en la vida.
¿Tenemos en cuenta
cuántas personas han contribuido a que este día sea posible? Desde que nos
levantamos hasta que nos acostamos estamos recibiendo las bendiciones de
innumerables personas, la mayoría desconocidas, que hacen de nuestras vidas una
experiencia mejor. Por ejemplo, ¿cuántas personas han intervenido en la
elaboración del desayuno? El agricultor, el granjero, el molinero, el
transportista, el tendero… el sol, la lluvia, el viento, el agua… las manos que
lo prepararon y sirvieron. Si contásemos cuánta gente nos sirve directa e
indirectamente en un solo día de nuestra vida, no podríamos más que sentir puro
agradecimiento.
Por no mencionar a
nuestros padres, nuestros médicos, nuestros maestros, nuestros amigos, nuestros
compañeros o empleados… todas las personas que han contribuido a que
consiguiéramos algo significativo, o simplemente que nos han ayudado a
sobrevivir hasta el día de hoy.
Es innegable que
debemos un inmenso reconocimiento a infinidad de personas que hacen posible que
sigamos con vida o que disfrutemos de nuestro momento actual tal como es. Y
para poder expresarlo es necesario estar muy presente de manera que seamos
conscientes de las cosas buenas y positivas que nos rodean.
Si además miramos
hacia atrás en el tiempo y repasamos todos los descubrimientos y avances
tecnológicos que hacen nuestra vida más cómoda y segura, sin olvidar los
pensadores y sabios que la han enriquecido, entonces este sentimiento debería
extenderse casi a los orígenes de la humanidad.
Cuando reflexionamos
sobre todo ello, cada día se convierte en una sucesión de oportunidades para
acordarnos con una sonrisa de personas que han contribuido con mucho o poco a
nuestra vida y para sentir el deseo de devolver el favor a las generaciones
futuras.
Los psicólogos Emmons
y McCollough estudiaron las consecuencias de la gratitud y acabaron concluyendo
que tiene profundos efectos en el bienestar físico y también emocional de las
personas. En su estudio analizaron las muchas formas de expresarla, como, por
ejemplo:
-Con una nota personal.
-Comparándose con gente que tiene problemas
graves.
-Dando simplemente las gracias.
-Controlando mentalmente los pensamientos
negativos.
Y descubrieron que
las personas que hacían de esta actitud un hábito de vida se sentían más
saludables, más optimistas y más felices con sus vidas. Otros investigadores
llegaron a la conclusión de que este hábito mejora las relaciones con las
personas y propicia el altruismo. Además de ayudar a superar el estrés y las
actitudes negativas. Pero uno de los frutos más importantes de la gratitud es
que contribuye a generar felicidad.
En otros estudios,
con mayores y con niños, se ha profundizado en la relación entre la felicidad,
inducida por buenos recuerdos y sentimientos de gratitud, y el éxito general en
la vida. Y se ha concluido que las personas que se sienten más contentas
consiguen una existencia más longeva, mejores ingresos, mejores relaciones, y
también ser más eficaces ante los problemas profesionales y personales. Es
decir, ahora sabemos que “la felicidad da éxito” (y no al revés, como se creía
antes: “El éxito da la felicidad”, lo cual ya intuíamos que no era cierto).
Estados Unidos y
Canadá tienen una celebración muy particular: Thanksgiving Day, el día de
acción de gracias, una de sus fiestas más importantes. Es una fiesta en cuyo
origen, tal vez europeo, se celebraba el final de las buenas cosechas. Hoy día
es una reunión familiar en la que se honra expresar lo que se siente por los
incontables dones que disfrutamos como civilización.
Habrá quien piense
que para apreciar o poder verbalizar esa sensación primero debe ocurrir algo
que lo motive; es decir, que la emoción debe ser la consecuencia de un
acontecimiento favorable. Pero necesariamente no ha de ser así. En realidad, es
posible abrigar gratitud sin que haya ocurrido nada especial antes. Ser capaces
de dar gracias por algo que aún no ha sucedido. Aunque esta posibilidad pueda
ser incomprensible para la mayoría, tiene muchas ventajas. La más obvia es que
podemos empezar a estar agradecidos en este mismo momento, sea cual sea la
situación personal de cada uno.
Las personas más
felices sienten gratitud por todo y por nada en especial. No necesitan razones
concretas (aunque si se ponen a buscarlas, la lista de motivos es inacabable).
Viven instaladas en reconocer lo bueno que tienen por el simple hecho de estar
vivas, al margen de lo que les sucede. No necesitan razones de peso para estar
agradecidas porque haber recibido la vida ya les es suficiente. Incluso hay
personas, tan habituadas a vivir en esta actitud, que agradecen cosas tan
intangibles como una sonrisa, un amanecer, una inspiración, la brisa suave, la
calidez del sol o un instante de paz… O incluso son capaces de agradecer a
futuro: algo valioso que se aprenderá mañana, el próximo libro que se leerá y
que quizá aún no está ni escrito, o incluso la música que sonará en el propio
funeral. Es lo que se podría llamar “agradecimiento gratuito”: no se debe a
nada tangible, pero conmueve por igual.
Uno de los hábitos
comunes de las personas felices es el de empezar el día dando gracias por
pequeñas cosas para generar una actitud dichosa para el resto de la jornada.
Basta con celebrar
pequeños detalles de la vida, pero no por ello menos valiosos. Hacer una lista
mental de razones que merecen ser aplaudidas ayuda a sentirse reconciliado con
las que nos hacen más difícil la existencia. En realidad, no importa el objeto,
sino la emoción que provoca en nosotros.
"Demos gracias a las personas que nos hacen felices;
son los adorables jardineros que hacen florecer nuestras almas” Marcel Proust
La maestría en este
arte se alcanza cuando uno es capaz de agradecer incluso las dificultades
extremas que a cada uno le toca vivir, porque somos capaces de pensar que
detrás de cada lágrima, de cada instante de sufrimiento, hay un aprendizaje,
una enseñanza que nos convierte en personas más humanas, más suaves, y más
comprensivas con el abatimiento de los demás. Es lo que se llama “ver lo bueno
de lo malo” que siempre existe, aunque cueste reconocerlo en una primera
mirada.
Para finalizar, hay
una palabra que siempre es bien recibida por todos, y es: “Gracias”. Todas
nuestras comunicaciones con otras personas deberían terminar con ella. Tampoco
estaría de más escribir cada día una breve nota de agradecimiento por cualquier
vía (e-mail, sms, WhatsApp…) a las personas que hayan aparecido en
nuestra vida por el motivo que sea. Un simple y corto mensaje de gratitud a
quien haya influido en nuestro pasado o en el presente. Nada más que dos
líneas, sin que tenga especial relevancia el papel que haya desempeñado. Con
toda certeza, esta actitud hará que las cosas empiecen a cambiar."
I tu? A què dones les gràcies?
Ja sabeu, podeu dir la vostra!!!!
Us desitjo que tingueu molt bona setmana!!!
Doncs moltes gràcies Carlos per aquest post!!
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