Imitem el que veiem, i
difícilment després som capaços de canviar aquestes creences adquirides a
través de l'observació, llevat que elevem al conscient el que fem en el dia a
dia, producte d'imitacions d'altr@s. Vull compartir un article de Clotilde
Sarró i Alberto Soler Montagud en Gestalt Teràpia que
titulaven Porque los niños imitan a los adultos, en el que parlen del
tema.
"¡Como
sois los mayores! A veces no comprendéis nada y a los niños nos resulta
aburrido explicaros cosas que son sencillas. Por ejemplo, tenéis que entender
que imitar a mamá cuando se pinta o a papá cuando se afeita, es sólo un juego.
Cuan cierta es la
afirmación de que el comportamiento de los niños es un reflejo del
comportamiento de los adultos. Y cuán cierto es también lo indulgentes que les
toca ser a los pequeños cuando los adultos los cuestionan y reprenden, por
ejemplo, al cometer alguna travesura imitando el comportamiento de sus mayores.
¿Qué es la imitación?
¿Por qué son tan proclives los niños a imitar a sus mayores y sobre todo a sus
padres? ¿Por qué son tan importantes las consecuencias de este mimetismo en la
educación y el sano desarrollo del niño?
Los niños son esponjas
y los adultos espejos
Consideremos que los
niños son como esponjas siempre dispuestas a aprehender toda la información que
les sea posible, cuanta más mejor. El desarrollo cognitivo es un proceso mediante
el cual el cerebro absorbe y procesa la información que al niño le llega de
afuera y a la que le confiere un “significado”. El cerebro de un bebé “da
significado” a esa información gracias a la interacción con las personas que
tiene más cerca de su entorno (fundamentalmente padres y hermanos),
iniciándose así una serie de experiencias que dan lugar a
un aprendizaje en el que la imitación jugará un importante
papel, al ofrecer infinitas oportunidades para adquirir y perfeccionar nuevas
habilidades. Pero aun hay algo más importante, pues también la imitación actúa
como base para el desarrollo de la empatía, entendiendo como tal la
capacidad de experimentar en sí mismo lo que otra persona siente.
Es un hecho que los
infantes de diversas, distintas y distantes culturas muestran la misma
habilidad para imitar ya que la capacidad para la imitación no se adquiere
o aprende sino que es algo con lo que se nace por ir impreso en el código
genético independientemente de cuál sea la etnia o cultura del bebé.
Desde el punto de vista
neurofisiológico, podemos comprender lo importante que es la imitación si
consideramos que cuando un bebé ejecuta algo tan sencillo y frecuente como
sacar la lengua imitando al adulto que tiene frente a él, se produce la
activación de la misma área del cerebro que, en etapas ulteriores, permitirá el
desarrollo de la empatía.
¿Por qué es importante
la imitación?
La
importancia de la imitación radica en que ayuda a que los niños aprendan.
Ya en las más tempranas
edades, los niños son proclives a imitar el comportamiento de sus padres y/o
proveedores de cuidados, de tal modo que todo lo que hagan (o dejen de hacer)
esos adultos, se convertirá en lecciones que dejarán improntas en el desarrollo
de la mente en la que los niños tienden a almacenar tanto las imágenes
positivas como las negativas que son capaces de imitar y poner en práctica
posteriormente.
Según
el efecto esponja antes mencionado, los niños tienden a convertirse
en un reflejo mimético de la sociedad a la que pertenecen, un reflejo que
estará condicionado por las tendencias que perciban en el ámbito familiar, el
escolar y cualquier otro que constituya su marco de relación.
Todo aquello que
suponga el contacto con un ser humano que se encuentre en el entorno
cotidiano del niño, podrá ser fijado por éste. Evidentemente, quienes más
tiempo compartan con él niño, serán quienes más influyan en sus posibles
conductas futuras.
Exponiéndolo de un modo
intencionadamente simplista, podríamos enumerar tres fases en este proceso: la
primera sería la de fijación, la segunda la
de imitación (o mímica) y ya por último, en la tercera, se instaurará
(o se adquirirá) un determinado patrón de conducta.
¿Qué puede hacer el
adulto para que el moldeado del niño sea saludable?
Si bien es cierto que
hay un condicionante genético que predispone e influye en su futura conducta y
forma de ser, es importante considerar que el niño pasará una gran parte de sus
primeros años de vida imitando a sus padres en aspectos tales como los gestos,
entonación, léxico, conducta, etc., de tal modo que ciertas campañas de
educación infantil del estilo “si tu lees, ellos leerán” adquieren credibilidad
desde una perspectiva psicológica y neurológica y son válidas desde el punto de
vista socio-educativo.
Ni que decir tiene que
si el comportamiento de los padres (y los mayores en general íntimamente
ligados al infante) es socialmente reprobable, probablemente también lo serán
muchas de las habilidades que el niño aprenda de ellos por imitación.
Conclusiones
Los padres –y los
adultos responsables del infante– deben ser siempre conscientes de que su
comportamiento y sus actitudes serán decisivas en el modelamiento del
futuro comportamiento y las expectativas del menor.
Si es nuestro afán que
un niño adquiera hábitos saludables, deberemos practicarlos ante él (por
ejemplo, procurar que nos vea leyendo con frecuencia si deseamos incrementar
las posibilidades de que acabe siendo un buen lector) y tener en cuenta
que nuestras reglas éticas y sociales, muy probablemente serán las
que mayormente definan su propio comportamiento.
El cómo somos como
padres, educadores y en general el cómo nos comportamos como adultos es el
espejo que reflejará el cómo se comportarán y serán quienes educamos y
formamos.
Pensemos que criar
y educar es una inversión a muy largo plazo, que imitar es
jugar y que los juegos son aprendizajes que se potencian si la
enseñanza se sustenta en el refuerzo más que en el castigo."
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